
Muchas personas dan por sentada la posibilidad de salir de casa por capricho: para tomar un helado, leer un libro nuevo o simplemente quedar con una amistad. Pero para casi 2 millones de estadounidenses en silla de ruedas con dificultades para viajar, es un lujo inimaginable. Se enfrentan a desafíos para tomar el transporte público, como rampas de acceso demasiado empinadas y la presión social de ser tan rápidos como los demás. Además, en muchos vehículos de rideshare no cabe una silla de ruedas.
Los esfuerzos WAV de Lyft
En 2019, Lyft abordó esta brecha de accesibilidad con viajes en vehículos accesibles en silla de ruedas (WAV), conectando a viajeros con conductores que pueden llevar una silla de ruedas motorizada no plegable o un scooter en sus autos. En las ciudades que se ofrecen este tipo de viajes (Boston, Chicago, Dallas, Los Ángeles, Nueva York, Filadelfia, Phoenix, Portland y San Francisco), uno de cada 1,400 viajes es en WAV. Esta incorporación ha tenido un impacto sustancial: según la Oficina de Estadísticas de Transporte, el 10.1 % de las personas con discapacidades que limitan su desplazamiento ahora compensan usando viajes de rideshare para trasladarse.
Pero las estadísticas por sí solas no transmiten el impacto dramático que los viajes en WAV han tenido en la vida de sus usuarios. Michael Martignetti lleva usando viajes de rideshare para moverse por Boston desde 2017, principalmente para acudir a citas de fisioterapia, pero también para hacer pendientes, cenar o cortarse el pelo de vez en cuando. Antes de los WAV, Martignetti utilizaba un servicio de autobús compartido de puerta a puerta. Sin embargo, como otros viajeros hacían paradas en el camino, a menudo le tomaba el triple de tiempo llegar a su destino. Martignetti también tenía que programar los viajes con al menos 24 horas de antelación, lo que significaba que no podía salir de casa si surgía algo de último minuto. Cuando tuvo acceso a los viajes en WAV todo eso cambió: “No podría hacer el 80 % de lo que hago sin los WAV”, dice Martignetti. “Es esencial para mi vida”.

Henrik Larsson, conductor de WAV en Los Ángeles, ha visto de primera mano lo valioso que es el servicio para la comunidad de usuarios de sillas de ruedas. “Cuando descubren que solo tienen que llamarnos y estaremos allí, se emocionan mucho. Y, entonces, yo me emociono. Es contagioso”.
En 2022, Deborah Thomas, una administradora jubilada del Departamento de Servicios para Niños y Familias del Condado de Los Ángeles, sufrió un paro cardíaco que la dejó en una silla de ruedas y le impidió moverse como lo hacía antes. “Éramos personas normales hasta que ella tuvo ese paro cardíaco”, recuerda su hija Gwendolyn. “Todo puede cambiar en un instante”. Lo que hacía todo más difícil era lo caro que resultaba conseguir para su madre la atención médica que necesitaba, ya que los transportes médicos costaban más de $100 por viaje. Pero todo eso cambió con los WAV. “Ha sido, literalmente, un salvavidas”, subraya Gwendolyn. “Su recuperación se ha acelerado por lo fácil que es desplazarse a las citas”.
De hecho, las citas médicas son un destino popular para los viajes en WAV, siendo un 250 % más frecuentes que otros viajes de Lyft. Según Larsson, conductor de Los Ángeles, el caso de uso más frecuente es ir o regresar de una sesión de diálisis, donde los efectos secundarios de los dolores de cabeza y las náuseas tienden a impedir manejar durante unas horas.
Pero la comunidad en silla de ruedas usa los WAV para divertirse y tachar pendientes de sus listas, así como ir al aeropuerto, al cine y de compras a tasas muy parecidas a las del público en general. Las y los viajeros de WAV también tienen un 50 % más de probabilidades de acabar en destinos religiosos y cívicos (como la YMCA) que otros viajeros. Gwendolyn señala que, desde el paro cardíaco de su madre, el centro para personas mayores se ha convertido en un destino clave para mantener el sentido de comunidad.
Otro aspecto para tomar en cuenta sobre los viajes en WAV: al haber un grupo más reducido de viajeros y conductores, es mucho más probable que se coincidan con más frecuencia. Por ejemplo, en Boston, Martignetti ha tomado 443 viajes con el conductor Xavier Cordova a lo largo de los años, y Martignetti estima que ve a Cordova unas cuatro veces por semana. “Cada vez que haces un viaje, tienes una conversación y llegas a conocer algunas cosas”, dice Cordova. “Me conocen desde hace tanto tiempo que es como si formaran parte de tu familia, de alguna forma”.
Larsson está de acuerdo y dice que manejar un vehículo WAV, así como hablar con las personas sobre los desafíos a los que se enfrentan, le ha dado una nueva perspectiva de su propia vida: “Estoy aprendiendo mucho de ello, como a tener la mentalidad de superar y sentir gratitud hacia mi propia situación”, dice. “Ha sido un 'viaje' increíble. En todos los sentidos de la palabra”.


